La delgada línea entre el egoísmo y la autoestima
¿Cuál es la diferencia entre egoísmo y el amor propio? Descúbrelo!
SUPERACIÓN PERSONAL
EscuelaparalavidaMx
11/16/20236 min read
¿Es lo mismo tener amor propio que ser egoísta? Por supuesto que no. Pero a veces no es fácil vislumbrar la fina línea que separa una cosa de la otra. Por ejemplo, cuando tenemos amor propio, nos centramos en nosotros mismos, en cultivar nuestra autoestima y en amarnos, pero sin olvidarnos de los demás.
En cambio, cuando somos egoístas, anteponemos siempre nuestro bienestar personal al de los demás, y lo hacemos de forma rígida e inflexible. Y si bien es cierto que, para tener amor propio, a veces tendremos que ser egoístas, esto no significa actuar siempre así, u olvidarnos completamente del otro (la clave está en ser flexibles).
Estas son solo algunas de las diferencias entre estos dos conceptos, pero hay más. En Diario Femenino conocemos hasta 9 diferencias fundamentales entre tener amor propio y ser egoísta, claves que nos ayudarán a seguir cultivando nuestro amor propio sin dejar de ser compasivos y cuidando, a su vez, nuestras relaciones personales, algo necesario también para nuestro bienestar.
No es lo mismo tener amor propio que ser egoísta: 9 diferencias clave
La autoestima y el egoísmo son dos conceptos que a menudo pueden confundirse. A simple vista, podrían parecer similares, pero en realidad son dos actitudes muy diferentes. En este artículo, exploraremos la fina línea que separa el ser egoísta de tener una gran autoestima.
¿Qué es la autoestima?
La autoestima se refiere a cómo nos valoramos y nos percibimos a nosotros mismos. Es la confianza y el respeto que tenemos hacia nuestra propia persona. Una persona con una autoestima saludable se siente segura de sí misma, valora sus logros y se acepta a sí misma tal como es. La autoestima es esencial para tener una vida plena y satisfactoria.
¿Qué es el egoísmo?
El egoísmo, por otro lado, implica una actitud centrada únicamente en uno mismo, sin considerar las necesidades o sentimientos de los demás. Una persona egoísta busca satisfacer sus propios deseos y objetivos sin importar el impacto que pueda tener en los demás. El egoísmo es considerado un rasgo negativo, ya que implica falta de empatía y consideración hacia los demás.
1. Orientación hacia uno mismo vs. Falta de consideración
Tener amor propio implica un enfoque saludable en el autocuidado, la autoaceptación y el respeto propio. Nos consideramos importantes y por eso nos cuidamos y nos amamos; sin embargo, eso no significa no tener en cuenta también a los demás. En cambio, cuando somos egoístas, no tenemos en consideración a los demás, y tendemos a priorizar (siempre) las propias necesidades a expensas de los demás.
Y, como decíamos en la introducción, si bien es cierto que para tener amor propio a veces tendremos que ser egoístas, lo cierto es que en el egoísmo siempre actuamos en beneficio propio, y somos rígidos en este aspecto.
2.Salud emocional vs. Falta de empatía
Otra diferencia entre el amor propio y el egoísmo tiene que ver con la gestión, o más bien presencia o ausencia de la empatía. Así, cuando tenemos amor propio, fomentamos nuestra propia salud emocional al reconocer y manejar las propias emociones de manera positiva (nos aplicamos la empatía a nosotros mismos para comprendernos mejor).
En cambio, cuando somos egoístas, esto nos puede llevar a la falta de empatía hacia los sentimientos y necesidades de los demás. Es decir, no mostramos esa empatía hacia los otros que sí mostramos hacia nosotros mismos en el amor propio.
3.Límites saludables vs. Falta de consideración de límites
Los límites y su gestión es otra de las diferencias entre amor propio y egoísmo. De esta manera, tener amor propio implica establecer límites saludables para proteger nuestro bienestar físico y emocional sin dañar intencionalmente a otros. En cambio, en el egoísmo establecemos límites de manera insensible, sin considerar cómo éstos pueden afectar a los demás.
Así, la clave para poder encontrar el equilibrio está en poder establecer límites sanos y flexibles hacia nosotros mismos y hacia los demás, pensando en nosotros pero tratando siempre de que estos límites no sean dañinos u ofensivos para las otras personas.
4.Relaciones equitativas vs. Prioridad en las propias necesidades
El tipo de relaciones que construimos cuando nos vinculamos constituye otra de las diferencias entre estos dos conceptos. De esta forma, en el amor propio buscamos y construimos relaciones basadas en el respeto mutuo, la comunicación y el apoyo emocional.
Es decir, relaciones equitativas, equilibradas y bilaterales, donde ambos aportamos, ambos nos escuchamos y nos tenemos en cuenta, etc. Sin embargo, en el egoísmo las relaciones que construimos son unilaterales, ya que las propias necesidades siempre tienen prioridad, siempre son protagonistas. No escuchamos al otro, o sí lo escuchamos pero no lo tenemos en cuenta si eso no nos favorece (nos cuesta ceder).
5.Responsabilidad personal vs. Falta de autorreflexión
Construir nuestro amor propio implica asumir la responsabilidad de nuestro propio crecimiento y bienestar sin culpar a los demás por nuestros problemas. Es decir, nos responsabilizamos de lo que nos sucede, de lo que sí depende de nosotros.
En cambio, cuando somos egoístas tendemos a culpar a otros de nuestras dificultades, evitando así la autorreflexión y la madurez que conlleva responsabilizarnos de nuestros asuntos y de nuestra salud emocional. Por lo tanto, en cierta manera, el egoísmo también es indicativo de inmadurez.
6.Colaboración y cooperación vs. Reticencia a ceder
Cuando tenemos amor propio valoramos la colaboración y la cooperación en situaciones grupales, reconociendo que el éxito colectivo contribuye al bienestar personal. Colaboramos y cooperamos, cedemos y, a su vez, nos dejamos ayudar.
En cambio, cuando somos egoístas podemos resistirnos a colaborar o ceder en situaciones grupales debido a un enfoque excesivo en satisfacer nuestros intereses personales. Tenemos una mirada más rígida y más limitada de lo que nosotros necesitamos, perdiendo esta amplitud de mirada que nos permitiría ser más empáticos y pensar en el grupo.
7.Felicidad a largo plazo vs. Gratificación inmediata
En el amor propio buscamos la felicidad sostenible a través del autocuidado y el crecimiento personal, lo que puede beneficiar las relaciones y la vida en general. Pero cuando somos egoístas perseguimos la gratificación inmediata de deseos personales, lo que a menudo conduce a la insatisfacción a largo plazo y al aislamiento. Es decir, mientras que el amor propio beneficia nuestras relaciones personales (las potencia y las cuida) y, por lo tanto, nuestro yo más social, el egoísmo nos perjudica en este sentido.
8.Desarrollo personal vs. Estancamiento
Otra de las diferencias entre tener amor propio y ser egoísta tiene que ver con el crecimiento personal. Así, mientras que el amor propio promueve el crecimiento personal y la automejora a lo largo del tiempo, el egoísmo puede llevarnos al estancamiento al no estar dispuestos a comprometernos o aprender de las experiencias.
Por ello, todo esto también tiene que ver con la flexibilidad mental que ya hemos comentado; cuando somos egoístas, somos rígidos y tenemos una visión más limitada de la vida, más centrada en nuestras necesidades únicamente.
9.Generosidad equilibrada vs. acaparamiento
Finalmente, otra diferencia entre ambos conceptos tiene que ver con la generosidad que ofrecemos. En el amor propio practicamos una generosidad equilibrada, dando al otro de forma genuina, sin esperar siempre recibir a cambio (aunque a veces sí lo esperemos, y es sano también).
En cambio, cuando somos egoístas tendemos a acumular recursos y atención sin considerar compartir o ayudar a los demás. Es esta visión cerrada hacia uno mismo, este acaparamiento de todo. Pero debes saber que cuando compartimos, aunque parezca que esto reste, sucede todo lo contrario; compartir suma.
La diferencia clave
La diferencia clave entre la autoestima y el egoísmo radica en cómo afectan nuestras relaciones y acciones hacia los demás. Una persona con una gran autoestima puede tener un alto nivel de confianza en sí misma y valorarse, pero también puede ser empática y considerada hacia los demás. La autoestima no implica pisotear a los demás para obtener lo que se quiere.
Por otro lado, una persona egoísta no tiene en cuenta los sentimientos o necesidades de los demás. Su principal enfoque es satisfacer sus propios deseos, sin importar las consecuencias para los demás. El egoísmo puede dañar las relaciones y generar conflictos.
Conclusión
En resumen, la autoestima y el egoísmo son dos conceptos distintos. La autoestima implica valorarse y respetarse a uno mismo, mientras que el egoísmo se basa en una actitud centrada únicamente en uno mismo sin considerar a los demás. Es importante encontrar el equilibrio entre la autoestima y la empatía, desarrollando una sólida autoestima basada en el amor propio y la consideración hacia los demás. Así podremos construir relaciones saludables y satisfactorias.